Entrevista a nuestro artista top Bran Solo

Hola, Bran. Tienes un slogan bastante profundo: “Pinto para no morirme nunca”. Cuéntanos más.
Lo principal es que pinto, igual que podría hacer muchas otras cosas en la vida. Seguramente ninguna de ellas tenga mucho que ver con el dinero o con ganarse la vida “respetablemente”, sino que están motivadas por la sensación que todos tenemos, aunque algunos seamos más sensibles a ella, de estar solos en el mundo y la angustia que ello nos produce.
Me hubiera gustado gastar todo mi tiempo en grupos de ayuda humanitaria, ser un buen psicólogo, el científico que logrará detener una metástasis o el filósofo cuyo discurso un día cambiará el mundo.
La pintura es para mí una de las herramientas para conseguir que nos sintamos menos perdidos; para olvidar lo trágica que nos puede parecer la existencia; para engañarnos y pensar que no vamos a desaparecer nunca. Por eso, pinto para no morirme nunca.
¿Por qué elegiste como pseudónimo Bran Sólo?
Es un nombre que me ha elegido a mí. La timidez en la infancia y creer ser llamado por el mismo nombre que la persona de al lado; el deseo de autodeterminación, de ser único; una pasada época oscura llena de tótems y nuevos-viejos dioses (Bran es cuervo en gaélico); el sentimiento de soledad; la muerte de mi padre y una historia que tiene que ver con La Guerra de las Galaxias; además de un práctico sentido del humor durante mis años de programador informático me convirtieron en una persona con otro nombre: Bran Sólo, con tilde de “solamente”.
Cuentas que ahora estas investigando la relación entre ciencia y arte ¿qué diálogo has encontrado entre estos dos mundos?
Yo siempre he sido de ciencias, por eso escribo, pinto, me emociono con la música y diseño cualquier cosa intentando mejorar todo lo que conozco. No entiendo la ciencia como un elemento aislado, todo es ciencia.
A la hora de exponer esta idea trato de utilizar ciencia y arte con total naturalidad: escribo poesía cuyos versos riman en la secuencia nucleotídica del ADN de su protagonista, en lugar de estructuras matemáticas simétricas, estudio mucho la luz, la gravedad, lo espacial… y en el polo opuesto me intereso por la psicología de las emociones, también ciencia, y me afano en atrapar las propias en un papel, con un propósito desconocido.
No hay artistas de letras.
Cuentas también que tienes una afección en la vista por la que no ves la diferencia entre el blanco y el negro ¿cómo es una noche estrellada para Bran Sólo? ¿cómo afecta esto a tus dibujos?
Durante los años que estudié en la Escuela de Arte de Murcia, donde encontré algunos muy buenos compañeros y profesores y cuya entrada me está desaconsejada actualmente, un profesor de imagen nos explicaba las teorías de la percepción, con esclarecedores ejemplos prácticos. Fue una sorpresa encontrar que no era capaz de ver lo mismo que mis compañeros en casi ninguna prueba. Una mujer con pañuelo para mí era un extraño cielo dentro de una cueva. Los volúmenes eran vanos y los efectos ópticos no funcionaban. Era incapaz de comprender nada.
Después de muchas vueltas, di con un doctor armado de recursos tecnológicos, y se me diagnostica una lesión macular en ambos ojos, posiblemente de nacimiento y hasta el momento no se sabe si fija o progresiva, que hace que la luz se distorsione, sobre todo en contrastes altos (como blanco y negro) o en entornos de poca luz, o demasiada luz. Por ejemplo, la luna llena se multiplica como en un caleidoscopio, incluso se invierte la imagen, y soy incapaz de rellenar correctamente una forma cerrada sobre el papel, sin contar que hace años que no leo un libro. Trabajo con una lámpara industrial sobre la mesa.
Siempre he defendido que la visión de un artista ha de ser única. Creo que voy por el buen camino.
Tus personajes son siempre masculinos que inspiran muchísima fragilidad, ¿Hay personas con historias detrás de ellos?
Empiezan a conocerme como el ilustrador más estirado y antipático de la escena porque no acepto encargos y lo que pasa es que no soy capaz de dibujar nada que no necesite dibujar.
La mayor parte de las veces el dibujo es, sino autobiográfico, representativo del estado emocional propio y de mi entorno en el momento de realizarlo. Por eso normalmente son hombres, descontentos, solos, o soñadores. Son náufragos, víctimas, bandoleros, gitanos lorquianos y seres imposibles, deformados, o mejor dicho, moldeados por sus propias emociones.
Dibujo historias ajenas, dibujo de todo, pero nunca lo que yo quiera.
¿Quiénes son los artistas que han destacado como referente para ti?
Quizás alguien sospeche de esto por mi técnica, pero en realidad procuro tener pocos o ningún referente en cuanto a estética. No me preocupa que me acusen de copiar, nadie crea, sólo podemos componer, pero aun así no encuentro interés suficiente (lo confieso desde la humildad y puede que la ignorancia) en la obra de los demás.
Me resulta llamativa la obra de Francis Bacon y su visión de la tragedia de la vida, o de Kokoschka, Egon Schiele, Lucian Freud y Odilon Redon. Me inspiran más los poetas como Rimbaud, Verlaine, Mallarmé y Baudelaire.
Sin embargo, lo que más me inspira y me sirve de referente es la naturaleza y la música, desde Rachmaninov y Jacques Brel a Bunbury pasando por Lole y Manuel. No puedo trabajar sin música y a veces es siempre la misma canción.
¿Con qué técnica te sientes más a gusto?
Me gusta investigar. A veces no valoro la belleza de un lápiz y pretendo añadir demasiadas cosas, lo uso todo a la vez. Uso las cosas que se parecen a lo que me imagino.
¿Siempre tuviste interés por la pintura y el dibujo o este interés se despertó más tarde?
De pequeño decía que quería ser pintor de retratos en la “Plaza Bohemia” de La Manga del Mar Menor, donde veraneaba. Pintaba paisajes y bodegones y quería ser un gran artista. Luego, quizás el entorno me convenció de que del arte no se puede vivir y estudié informática. Trabajé siete años como programador en una oficina sin ventanas, para grandes y medianas empresas y la administración pública, y el desencanto me pudo. Un día lo dejé todo, que lo tenía, y elegí no tener nada, que es lo que tengo ahora. Resulta que ahora soy más feliz, llevo cuatro años viviendo de dibujar.
Tienes en mente nuevo proyectos o ampliar tus formatos? ¿Qué opinas del Street art, te ves como muralista en un futuro?
Tengo muchos proyectos, sí. Exposiciones, talleres, pequeños nuevos negocios a la espera de que este país le permita a uno trabajar… de todo. Estoy volcado ahora con nueva obra en formato medio, pero todavía no me he atrevido con el mural por motivos “técnicos”. Espero tener la oportunidad próximamente.
Valoro mucho el arte callejero, el bueno, claro está. No está respaldado por ninguna entidad, nadie te dice si es bueno o no, es efímero, es potente. Se expone a la crítica de la manera más cruda. Es un arte valiente donde el espectador decide su valor más que nunca, y además no se puede comprar. Es perfecto.
¡Muchas gracias Bran!
Gracias a vosotros por vuestro apoyo y por la labor que realizáis, además de por marcar la diferencia entre un cuestionario y una entrevista de verdad. ¡Un placer!